lunes, 2 de julio de 2007


Sobre la amistad

"Nada mejor la ignorancia del mundo como alegar, cual prueba de los méritos y valía de un hombre, que tiene muchos amigos. ¡Como si los hombres otorgasen su amistad con arreglo a la valía y al mérito! ¡Como si, por el contrario, no fueran semejantes a los perros, que aman a quien les acaricia o solamente les hecha huesos que roer, sin mas halago! Quien mejor sabe acariciar a los hombres - aun cuando sean asquerosas alimañas -, ese tiene muchos amigos."

"Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija al junto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversión muy señalada, por que con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades mas horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al encontrar allí a los brutos."

lunes, 30 de abril de 2007

Dientes fríos, saliva corrosiva


Al caminar entre el oceano de rostros entumidos, acaso por el frío, me siento atrapado en las fauces del sistema, aplastado por las botas de los pies que me rodean, impregnado de etiquetas, perfumes, lustrosas marcas de oro y plata, hierro, puños, fieros colmillos, ojos penetrantes, garras, púas, espinas y clavos; todo brotando de los dientes huecos de la serpiente, que lentamente nos engulle y envuelve, destrozando sueños y deseos, corrosionando los bordes y tallando la singularidad de una piedra. Piedra vomitada por el volcán interno, volcán al que se lanzan los niños, doncellas y hombres malditos.
Malditos por el sentir, malditos por el soñar y malditos al encontrar el ser, en el torbellino de frío aliento de las fauces que engullen. Pongo barreras en mis oidos y vista, último recurso frente a las sierras, para que dejen de desgarrar los harapos que quedan en el interior, mientras se sueña el alejamiento hacia el cosmos, despegando de esta sucia y fría tierra, negandome a ser una tuerca más en el traste viejo, consumidor de almas, que salpica negro aceite.

viernes, 16 de marzo de 2007


Que fantástico fue ayer, una experiencia única y registrada en mi aparato mnémico, vivida en las hojas de mi respirar en esta tierra.
Lo que más me acuerdo es como la mano buscaba la estación correcta dentro del solitario cuarto de desperdicios. Hasta que encontraba la melodía que tanto se le escabullía.
Lindo, realmente fue lindo.
Lo más bello, fue el cielo que acompañó al espectáculo, un cielo rojo morado, con la mitad de estrellas sólo calificadas para estar viendo el desparramo de emociones y sentimien-pensamientos que chorrabean de los huesos y glándulas de los asistentes. La otra mitad del cielo con las espumas y burbujas de los vientos que acompañaron al personaje de gris cabellera.
Fuimos muchos, o no tantos, los que estando allí mismo no fuimos más asistentes por algunos instantes y nos desprendimos al espacio, a soñar con nuestros deseos alguna vez sentidos y precavidamente magullados por la triste realidad,. Nuestras evocaciones que provocan esas notas y esos registros en nuestras almas, afectándonos quedarán grabdos dentro de los momentos especiales que hemos pasado alguna vez.
Eso es para mi Pink Floyd y la música de Waters... mi música.
Eso y el chanchito gigante que se fue volando... el mismo que debió llevarse a algunos en su itinerario hacia el cosmos...